Si alrededor todo se derrumba. Si
afuera los edificios se corroyeran y los autos se perdieran en una nube gris. Si
las hojas otoñales dejaran de crujir. Si el ruido de las olas del mar no fuera
el mismo. Si la lluvia no mojara como antes. Si mis perros dejaran de ladrar.
Si mi caligrafía no fuera la misma. Si los libros no tendrían ese tinte
maravilloso. Si todos ellos dejaran
de existir. Si mis planes del futuro no pudieran ser posibles. Si yo perdiera
la capacidad de soñar. Si me quedara indefensa. Si a este pequeño lo
renombraran y lo habitasen millones de personas. Si los días de lluvia dejaran
de gustarme. Si las siestas no fueran tan lindas. Si mis uñas se quebrasen. Si
me sensibilidad desapareciera. Si mi familia no me quisiera. Si estudiar me
llevara días. Si ella se volviera aún peor. Si hoy no fuera precisamente hoy.
Si Bon Jovi no sonara igual. Si los dolores fueran más profundos. Si el tiempo
pasara en un santiamén. Si la vida no fuera la misma. Si mis creencias
cambiaran. Si mis gustos de helado favoritos no se fabricaran más. Si mi casa la
habitasen personas extrañas. Si las ganas de triunfar desaparecieran tan rápido
como corre el río. Si el agua tuviera sabor amargo. Si el color fucsia no fuera
color fucsia. Si en mi cabeza no cupieran ideas. Si se me agotaran las
posibilidades. Si perdiésemos millones de oportunidades. Si todo diera un
vuelco inesperado… ¿Y qué si está todo mal? Ya nada más me importa; nada más…
“Las mismas locuras del ayer contigo volvería a cometer.”