Quise saber que se escondía detrás de mi corazón

Pirotecnia, fuegos artificiales, adrenalina en su estado más puro, así me siento. Busqué en libros, bebidas, maquillaje y personas pero no encontré la cura. Me advertí yo misma, y quedé con una pizca de daño mental. Bella combinación, extraña sensación, castillo de arena, burbujas de papel. Solté el seguro y me largué a llorar, lloraba por lo que había perdido, porque lo que vivía no me complacía, y porque tenía miedo del futuro, miedo de ser feliz. ¡Qué tonterías! ¿Existe cosa más hermosa que sentirse feliz? No lo creo. Aunque tal vez sea todo una mentira, un sueño, una trampa; en mi caso no lo es, no, esta vez no, ya no. ¿Quedó claro que me la creí? Ja ja ja, siento todo esto, mi felicidad exime los límites de mi inteligencia, no me es fácil controlarme. Aunque también tengo momentos en los que estoy en  desacuerdo con mi ser, me enojo, lloro, hablo mal de la gente, hago las cosas peor de lo que estaba hechas, pero esos momentos son los que me recuerdan que no soy perfecta y que no tengo porqué serlo, todos somos imperfectos, no es que quiera masificarme, pero no me esfuerzo por sobresalir, aunque lo hago sin querer muchas veces. Tiro a matar, lo admito, me arrepiento, lloro y tiempo más tarde río a carcajadas. Lógica? No, no uso. No quiero complacer los deseos de nadie, porque sé que no muchos van a poder complacer mis deseos. Estoy bien armada para enfrentar lo que sea que tenga que enfrentar, crecí, aunque tengo esas ganas de seguir riendo sin motivo alguno y lo voy a hacer, me animo, nadie me va a quitar mi felicidad.